Especialistas en neuropsiquiatría afirman que la diplomacia no es sólo una técnica de las relaciones internacionales, sino también es la mejor manera de enfrentar los problemas de pareja sea cual sea el motivo o la circunstancia.
El que una pareja tenga desacuerdos no significa que la relación este mal, es lógico que no siempre coincidan, además ante estas situaciones se tiene la oportunidad de enfrentar y expresar lo que sentimos, sin reprimirlo, ni mucho menos esconderlo. En cambio cuando los pleitos entre pareja son cada vez más frecuentes y están llenos de descalificaciones; se borran de la memoria todas aquellas cualidades que pueda tener el otro.
Cuando hay una discusión entre pareja, por muy molestos que estemos debemos saber que el argumento es el principal protagonista; las descalificaciones, ironías, burlas y sarcasmos, están fuera. La solución a una discusión está en conversar con fundamentos, explicando los puntos de vista de cada uno. Así se asegura una discusión basada en el respeto y que seguramente terminará con éxito para la pareja.
Expertos recomiendan que cuando las palabras o la discusión se han vuelto destructivas, lo mejor es detenerla y dejarla para otra ocasión, así se tiene el tiempo para que ambos se tranquilicen.
Comúnmente pasa que una pelea de pareja se inicia con un tema y termina en otro, así que cuando se este discutiendo por algo, debe ser ese y sólo ese el tema que se abordará; de ninguna manera se vale que se saquen a la cara otros problemas que ni van con el tema ni son más importantes que el tema original.
Tampoco es recomendable que durante un conflicto de dos, nuevamente salgan a flote antiguas discusiones, ya que lo único que provocan es agravar más la situación. Cada conflicto debe tener un aquí y un ahora determinado, con su respectivo acuerdo final, cerrándose para que no derive en otras cosas.
Es muy importante tener en cuenta que ninguno de los dos debe guardarse sentimientos cuando algo le molesta, ya que suele suceder que en períodos de tensión todas las molestias juntas saldrán y al final se discute de cualquier cosa.
Una cosa es estar en desacuerdo con la pareja y otra muy aparte el amor que hay de por medio. Así que a pesar de que las discusiones generan mucha tensión, nunca se debe quitar el cariño a la otra persona.
Quizás en esos momentos lo que menos se quiere es acercarse a la pareja, pero los psicólogos recomiendan tomarse de la mano cuando se va a discutir, esta actitud da un mensaje muy positivo y tranquilizante.
Cuando la discusión fue tan grande o tan agresiva que ambos sienten que la relación se ha roto, si uno de los dos discute sin sentir que la relación se rompe, puede ser incluso, constructivo. Es una actitud que muestra esperanza, arrepentimiento.
